Escrito el 18 de Abril, en motivo de la finalización de la 14ª fecha del Troneo Clausura:
Más allá del liderato alcanzado tanto (merecidamente) por Godoy Cruz y (con un poco más de fortuna ayer, al comienzo claramente superado por Colón) por Argentinos, el gran tema de discusión de esta fecha pasada, si bien no por el despido de Astrada, hecho que se anticipaba y cuyas circunstancias son meramente eventuales, por el sorpresivo nombramiento de Angel Cappa como futuro entrenador de River Plate. Si, sorpresivo principalmente porque en un país, por no decir un mundo, sensacionalista y triunfalista, ávido por encontrar referentes y símbolos entre la mediocridad del Fútbol (como institución social) actual, muchas veces se pierde noción de quién es un estratega nato y de quién atravieza nada más que un buena racha, y que ni siquiera sabe aprovechar. Esto es lo que nadie se anima a decir.
No voy a empezar diciendo que era de esperarse que el Huracán de Cappa terminara por desinflarse de la manera en que lo hizo en el Apertura pasado, porque por supuesto eso es ya tiempo pasado y es difícil opinar sin que suene a "con el diario del lunes". Sin embargo, eso no significa que no podamos analizar lo sucedido para explicar este presente. En primer lugar, es hora de que alguien diga que el tiki-tiki de Huracán 2009 se debió, sin desmerecer por completo el trabajo del técnico, por supuesto, que es el que arma el sistema de juego, a la categoría de jugadores que tenía el plantel en ese momento, y no en absoluto al supuesto "paladar negro" o "paladar blanco" (nunca supe cuál es cuál) de Angel Cappa. Hagamos algo de historia: de todos los clubes en los que dirijió, dos veces salió campeón. Es un buen número. Sin embargo, en ninguno de ambos clubes (y prácticamente en ningún otro) logró mantenerse en el cargo más de una temporada. Esto indica que, tanto en el Universitario de Perú, en donde dirigió a grandes jugadores de esta camada peruana, como en el Mamelodi Sundowns de Sudáfrica, no fue el responsable de llevar al equipo por el proceso de construcción del juego y la estrategia. Él tan solo se dedicó a agarrar equipos armados, que ya venían haciendo campeonatos más que decorosos, y subirse al tren. Y esa no es justamente la situación en la que se encuentra River.
Otro ejemplo siginficativo son sus pasos por Racing Club; los dos de ellos. En la primera oportunidad llegó al equipo de la mano de contrataciones millonarias que aportarían a la eventual quiebra del club: con jugadores de tanta categoría era imposible no jugar bien. Y jugó bien; no salió campeón. El recuerdo que quedó en los hinchas fue, a pesar de todo, mayormente positivo. Sin embargo, cuando regresó a la institución en 2003 la situación económica no era tan dulce como había aparentado en el `98, y su desempeño como entrenador se caracterizó por meterse atrás, cual "equipo chico", protestar constantemente ante los árbitros (práctica tan desagradable y poco humilde como común en el fútbol moderno) y echar la culpa de su nivel de juego sobre los demás. Eventualmente se precipitó su alejamiento del cargo; fue uno de los 5 técnicos que tuvo Racing aquel año. No es claramente uno que vaya a remontar cualquier equipo en la adversidad.
Sin embargo, su rendimiento en Huracán fue disitinto. Llegó cuando el club no estaba en su mejor momento, pero con un proyecto un poco más prolongado de lo que solía, logró armar un estilo de juego envidiable por todos. La pregunta que resta es: ¿por qué entonces, después de haber salido subcampeón con tanto "vuelo futbolístico", jugara el Apertura siguiente como lo jugó? ¿Por qué quien se convirtió en el supuesto mejor técnico del campeonato terminaría llendose de Huracán por la puerta de atrás, con un rendimiento paupérrimo? La respuesta, la única respuesta, que se llega a formular es evidente: porque se fueron los mejores jugadores. Para otro momento quedará el análisis de la política de préstamos relámpago y ventas desesperadas que de a poco fueron consumiendo al fútbol argentino. En este momento la única deducción que queda por hacer es que si cuando los tres jugadores figura, eventualmente se iría alguno más, dejan al equipo, Cappa no puede hacer nada para mantener el nivel de juego, entonces no era Cappa el que lo hacía jugar bien. No era Cappa el salvador, así como tampoco será el salvador de River. Solo atinó a estar en el lugar correcto, en el momento correcto.
Otro tema son también sus complejos de Dios, prepotencia y soberbia. Ninguno de ellos la ayudarán a darse cuenta de que la única forma de explotar sus conocimientos es partiendo de la base de que no es el dueño de la verdad ni siempre tiene la razón, menos todavía sólo porque algunos se la den. Como dijo Herodoto hace miles de años: "Las circunstancias controlan a los hombres; los hombres no controlan las circunstancias". Angel Cappa cree que controla las circunstancias, pero en realidad solo tuvo la fortuna de cruzarse con ellas.
Ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα
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