27.10.11

De las propinas

"Propinas.
¿De dónde viene la costumbre de dar propinas? (Casi) Todos lo hacemos como si fuera lo lógico, sin cuestionárnoslo, pero ¿cuál es su origen?
Supongo que de que cuando uno entraba a un restaurant y le alcanzaba algo de dinero al mozo para que le consiguiera la mejor ubicación, o para que lo atendiera primero y más rápido, o para que le sirviera la comida más fresca. Un plus, un incentivo.
Un soborno, digamos, para recibir el mejor servicio. Y es socialmente aceptado porque es a voluntad, y principalmente porque se lo paga DESPUÉS de resultar favorecido. A nadie se le ocurriría pagar la propina ANTES de ordenar la comida. Esto es más bien como el Padrino, que primero te hace el favor y después te lo cobra. La próxima vez que cruce un semáforo en rojo y el policía me diga "ok, por esta vez se la voy a dejar pasar, y no le hago una multa", yo le voy a responder "muchas gracias oficial, aquí tiene 30$ por la molestia". No es un soborno; es una propina, para agradecer el buen servicio. Por eso se lo pago después, y no antes, Eso sí que sería ilegal.
Otra cosa son los establecimientos en los que la propina ya viene incluida en la cuenta, disfrazada bajo el ostentoso nombre de 'cubierto'. En estos lugares básicamente te están cobrando por atenderte bien. Es como si en el menú dijera "buen servicio - 10$, mal servicio - gratis", sólo que la segunda opción no la ofrecen en absoluto, y el 'buen servicio' se limita a no recibir el café con un escupitajo adentro.
Como una mafia, que va por el barrio cobrando protección a los comerciantes (protección de los mismo mafiosos, quienes si no les pagan destrozan todo el local), estos restaurants hacen un soborno industrializado, cobrándote para que no recibas una comida recalentada y el mal de ojo del camarero.
Por todo esto yo nunca dejo propina; salvo en el bar de la esquina, pero porque a ese vuelvo seguido. Y prefiero no tener el beneficio de la duda."

Ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα

1.5.11

Acerca de la Inmortalidad

Recientemente tuve la oportunidad de presenciar una charla dirigida por un médico norteamericano, en la que el tema tratado era el de las posibilidades que contraerá el avance en la ingeniería genética en el futuro. Su principal argumento era cómo podremos alterear la configuración de nuestro ADN y el de nuestros hijos para aumentar sus características y habilidades a nuestro gusto, dirigiendo nuestra propia evolución. Más allá de la opinión personal de cada uno acerca de cuán ético es esto en sí, quería enfocarme en una curiosidad que noté en la introducción de esta exposición.

En un primer lugar, el orador presentó diferentes modificaciones que podríamos hacer en nuestra vida: una memoria más rápida y precisa, o un cuerpo más fuerte y atlético, o ser más atractivos, o más longevos, priorizando la salud y la calidad de vida. Cuando le consultó a uno de los oyentes que característica le gustaría incrementar, si pudiera hacerlo, este respondió "creatividad". En el resto del auditorio sólo algunos pocos levantaron la mano en concordancia, un par más cuando consultó por la capacidad de la memoria, otros tantos por su estado físico, y casi el 80-90% de los presentes levantó la mano cuando le consultaron si extendería su longevidad. Gracias a Dios por el 10% restante.

¿Por qué la gente está tan desesperada por vivir más? ¿Acaso necesitan más tiempo para hacer todas las cosas que quieren hacer, y que aún así no están haciendo ahora? Tal vez tienen la ilusión de que viviendo 200 años seguirían retirándose de sus trabajos a los 65, y asi les quedarían tres cuartos de sus vidas para "disfrutar". De más está decir que esto es imposible, sin entrar siquiera en el problema de la escasez de alimento. Probablemente, muy probablemente, si pudieramos vivir más terminaríamos haciendo lo mismo que ahora, pero durante más tiempo. Aquellos que realmente aprovechan cada momento de sus vidas, seguirán haciéndolo, aquellos que no, no. Incluso se inclinarán por postergar aún más el cumplir sus sueños o hacer lo que verdaderamente disfrutan, ya que la vida sería mucho más larga. Dicen que la vida es corta; yo puedo decir que la vida es larga, muy larga, más larga de lo que pensamos, y si realmente nos dedicaramos a disfrutarla, a hacer lo que realmente queremos hacer, a intentar lo que realmente queremos lograr, nos daríamos cuenta de que al final nos sobró tiempo, porque un segundo cumpliendo tu sueño vale más que una vida sin intentar hacerlo. Por supuesto que hay que trabajar, así se mueve el mundo, pero, ¿con qué objetivo? ¿Para seguir al rebaño, haciendo y consumiendo, creyendo que eso es lo que realmente nos hace felices? ¿O para poder dedicarnos a lo que nos dicta nuestro espíritu, sin influencias ni publicidades, aunque tan sólo sea un hobby? Tan sólo, un segundo de nuestro día...


Ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα


Para quien le interese, este es el link de la charla mencionada: http://www.ted.com/talks/harvey_fineberg_are_we_ready_for_neo_evolution.html