7.9.10

Acerca de la protesta huelguista

 El tema que expongo a continuación puede ser precursor de acaloradas discuciones e iracundos agravios; sin embargo, me limito a desarrollarlo muy brevemente, arriesgándome a las posibles críticas y defenestraciones que tan simplista explicación pueda acarrarme. Sepan disculparme.

 Me resulta altamente molesto el idealismo in extremis de los militantes que pregonan la incestante búsqueda de la justicia social (término utilizado en este caso ajeno a los parámetros peronistas, notesé), enfrentándose a los miembros de los sistemas burocráticos de las instituciones en que participan; por ejemplo, el gobierno de una nación que no cumple con sus funciones. En el caso empírico que me limito a analizar (y que no mencionaré aquí para no herir sensibilidades), un sector que debería ser administrado por el Estado nacional, o representantes de este, se encuentra con una gran deficiencia presupuestaria, situación que es ya de larga data, y sus miembros deciden tomar esta institución e interrumpir así su funcionamiento hasta que vean sus necesidades satisfechas. Sin embargo, no se detienen ahí, sino que cortan las calles, produciendo un caos en la circulación vehicular, para hacer de su protesta una expresión exaserbada. Es decir, como el gobierno no tiene consideración (por hablar con propiedad) por el sector que debería administrar correctamente, este sector tampoco tiene consideración con el grupo de trabajadores y ciudadanos honestos, que nada en absoluto tienen que ver con la situación que aquella institución está atravezando. Hablando mal y pronto, son la misma clase de basura que los miembros del gobierno que tanto defenestran, sin ningún tipo de relación solidaria con el resto de la humanidad.

 Y tampoco queda claro que es lo que pretenden, al interrumpir el tránsito; el Estado no pierde más o menos dinero porque la institución no funcione: invierte el mismo dinero, solamente que no pasa nada. Los únicos perdedores en esta situación son los huelguistas, que de esta manera menos van a poder ayudar a cambiar el país en el que viven; o aquellos que se ven obligados a sumarse a la huelga, a su pesar.

 Definitivamente, el conductor de taxi que ve su trabajo afectado no va a sumarse a la causa de los protestantes simplemente porque lo molestaron, y va a ir a quejarse al gobierno para que se le aumente el presupuesto a esa institución porque sino él no puede trabajar en paz. No hay conexión lógica entre una y otra cosa, y no hay dudas de que la peor forma de ganar adscriptos es la mencionada.
 Habría que buscar formas diferentes de expresar sus protestas. Por lo menos, asi lo veo yo.


Ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα

6.9.10

De la ciencia política

 El estudio  y teorización acerca de las ciencias políticas es un despróposito mayúsculo en el accionar de la humanidad. La comparación más sencilla que se me ocurre para ejempificarlo es comparándolo con el análisis que se puede realizar de un evento deportivo: tanto si se lo lleva a cabo antes como después de haber tenido lugar, no tiene ningún efecto en absoluto en el desarrollo del evento.

 Al referirme a esto quiero puntualizar que, y según la teoría materialista-histórica, las ideas no guían el accionar de las sociedades, sino que los grupos humanos hacen, y recién entonces se puede pensar en ello. Por ende, cualquier reflexión a posteriori no tiene ningún efecto sobre la realidad, puesto que esta ya ha ocurrido.

 Por supuesto que las teorías políticas son muy útiles en las vastas ocaciones en las que los seres humanos tenemos la oportunidad de moldear los sistemas de gobierno y administración de países y Estados a nuestra propia voluntad, y podemos organizar la sociedad según lo que nos resulte óptimo y eficiente... Sin embargo, fuera de esos casos la regla no aplica. Porque, exceptuando las oportunidades en que un solo hombre tiene la posibilidad de armar un gobierno desde cero y a su gusto, los sistemas políticos se van construyendo producto de largos procesos históricos, en los que influyen infinidad de valores y accionares de incontables hombres y mujeres. Naturalmente, una vez que esto haya, finalmente, sucedido, y una nueva forma de gobierno se alze, el estudio de la historia de las ciencias políticas estará ahí, para decirnos por qué, por quién y cómo eso sucedió de esa manera; pero no podrá cambiar lo sucedido, ni para mejor ni para peor.

 Así -concluyo- lo importante, al menos en mi parecer, son los hechos, y como tales, son, también, lo más interesante, lo que REALMENTE ocurrió.


Ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα